Hace más de una década, el cliente recibía una valoración de un inmueble en el plazo de 10 a 15 días. Hoy, como mucho, se tarda una semana. La pregunta es, ¿cuánto tiempo invertiremos en los próximos años?
En un futuro no muy lejano, tecnologías que ya existen, pero que todavía necesitan implementarse en el día a día de las empresas como blockchain, big data, inteligencia artificial o IoT (Internet de las Cosas) facilitarán que, incluso, se pueda plantear un escenario de valoraciones en tiempo real. Las máquinas ayudarán a las personas, en este caso, al tasador, convertido en el VLI (Valuation Local Inspector), que remitirá el informe al valorador en su nuevo rol de VDI (Valuation Data Interpreter), donde más allá de auditar realizará una labor de interpretación de los datos para ofrecer una valoración más precisa.