La transformación digital del sector de la valoración y el VDI

Lejos de sustituir al valorador, la inteligencia artificial, el big data, el blockchain o el IoT ayudarán a los profesionales a realizar su trabajo como Valuation Data Interpreter (VDI). Este es el nuevo rol a adoptar en una transformación digital que podría hacer realidad las valoraciones en tiempo real en menos de una década.

 

Fernando Vives, MRICS registered valuer y director Ejecutivo de Alia Tasaciones

La digitalización avanza tan rápidamente que en menos de una década la posibilidad de realizar valoraciones en tiempo real puede ser una realidad. Efectivamente, si hoy invertimos entre cuatro y siete días para entregar una tasación al cliente, en un lustro tardaremos entre 12 y 24 horas y para 2025 coincido con la hipótesis de futuro que plantea la Royal Institution of Chartered Surveyors (organización global que establece los estándares para valoraciones RICSen su Insights Paper «The Future of Valuations»  de noviembre del año pasado, que señala que tecnologías como blockchain, inteligencia artificial, big data, analítica de datos o internet de las cosas (IoT) provocarán una completa disrupción en nuestra forma de trabajar

¿Significa esto que la figura del valorador será sustituida por máquinas inteligentes y avanzadas? Según el sitio web www.willrobotstakemyjob.com, el trabajo de valorador (appraiser) tiene en torno a un 90% de probabilidad de automatización. Desde luego, los nuevos habilitadores tecnológicos nos ayudarán a realizar nuestro trabajo de forma más rápida y eficiente, pero son un complemento, a las personas no nos desplazarán.

Con este nuevo ecosistema, ciertamente el valorador tiene que buscar su hueco, aportando valor añadido al proceso en forma de conocimientos, de experiencia, de análisis, es decir, una ventaja competitiva que las máquinas no podrán superar. Tenemos, por tanto, que evolucionar, adaptarnos a este nuevo entorno adquiriendo nuevas habilidades para convertirnos en un Valuation Data Interpreter (VDI), Intérprete de Datos para Valoración, en su traducción al español. Hablamos de ser, más que un analista, un intérprete de la información suministrada en tiempo real por los valoradores actuales de zona convertidos en un Valuation Local Inspector (VLI), Inspector Local para Valoración, o, dependiendo de la finalidad, esa labor la podrán hacer los propios drones. Algo, que, de hecho, ya está ocurriendo en terrenos de gran superficie.

Gracias a la conectividad, el VLI y/o el dron enviarán en tiempo real esos datos que se volcarán a un sistema informático centralizado y los cruzará con los datos históricos disponibles (big data). Ello nos dará una descripción del objeto a valorar que, a su vez, a partir del análisis de patrones de comportamiento (precios, ubicación, tamaño…) nos ofrecerá datos predictivos que nos permitan, incluso, anticiparnos y prever diferentes escenarios. Y aquí entran en juego la inteligencia artificial y el machine learning para aportar datos prescriptivos, es decir, posibles respuestas ante distintas hipótesis. En definitiva, el data analytics nos ayudará a las personas a tomar mejores decisiones. Como vemos, la transformación digital implica la colaboración entre máquina y persona, no la sustitución de la segunda por la primera.

El Blockchain asociado al sector de las valoraciones

Un entorno colaborativo que va más allá y se extiende a todos los protagonistas de la actividad: proveedores, clientes, competencia, etc. Ello en un ámbito de confianza, el que facilita la tecnología blockchain. Sus sistemas de encriptación, identificación y verificación garantizan un marco seguro, a prueba de hackers y crackers, en el que la eficiencia, la autorregulación y la transparencia de la red son máximas para que funcione. La cadena de bloques, que nació para asegurar las transacciones de las monedas virtuales como el bitcoin, salta del mundo financiero a cualquier sector para crear redes de colaboración sin intermediarios y sin supremacía entre los miembros. Asociada a los activos inmobiliarios, facilita, por ejemplo, crear diferentes registros de datos, como de los atributos del inmueble, de las transacciones o de las valoraciones, de tal manera que cualquier cambio en uno de esos registros se replica automáticamente a todos los miembros de la red.

Como vemos, las oportunidades que se nos abren son enormes, pero también los desafíos. Por tanto, tenemos que humanizar el proceso, lo que nos dará el valor diferenciador, nuestra razón de ser. Utilicemos la tecnología como una ayuda a nuestro día a día, como un aumento de la calidad del servicio y producto que damos. Incluso nos ayudará a corregir las barreras con las que nos encontramos diariamente al realizar una valoración. Hablamos de tres diferentes superficies (catastral, registral y comprobada), transacciones no escrituradas por su valor real y necesidad de verificación de la contabilidad, por ejemplo. Para franquearlas, insisto, debemos cambiar nuestro rol de auditor, inspector hacia intérprete. Ahí encontraremos nuestro hueco. Hemos de estar preparados, evolucionar tecnológicamente, adaptarnos a las expectativas de nuestros clientes y humanizar el proceso, sin olvidarnos de limitar la responsabilidad en el alcance del trabajo.

Todo ello en aras de ofrecer un mejor servicio y producto, con mayor eficiencia, agilidad y productividad y menores costes. En definitiva, en aras de ganar en competitividad. De lo contrario, si no nos subimos al tren de la digitalización, de la llamada Industria 4.0, correremos el riesgo de quedarnos fuera del mercado. Y el futuro ya está aquí.


Este post es parte de una ponencia de Fernando Vives, MRICS registered valuer y director técnico de Alia Tasaciones, en el foro Tasación & Valoración Inmobiliaria 2018, organizado por Cesine y Metros2  el pasado 13 de junio.