Este concepto, que busca la eficiencia de la empresa poniendo foco en las personas, la calidad y la sostenibilidad, defiende que es posible hacer bien las cosas de forma lenta para avanzar rápido. El slow management es un modelo con el que Alia se identifica.
Lluís Candela, consejero delegado de Alia
El 1 de febrero de 2003, el transbordador espacial Columbia se desintegraba sobre los estados de Texas y Luisiana durante su reingreso en la atmósfera terrestre. Sus siete tripulantes murieron.
El Columbia fue el resultado de años de trabajo de la NASA. Un trabajo que, desde 1992 basaba la construcción de naves aeroespaciales en la filosofía del faster, better, cheaper.
Cualquier organización empresarial se sumaría a esta filosofía, cuyo objetivo es lograr la mayor eficiencia de la empresa. No deja de ser el modelo tradicional de entender la gestión de cualquier organización productiva.
Pero hay otras formas de alcanzar ese mismo objetivo que pueden resultar mucho más beneficiosas para la empresa en el medio y largo plazo: es lo que se denomina el slow management.
Este concepto busca la eficiencia de la empresa basándose en tres grandes ejes: personas, calidad y sostenibilidad. Tiene su origen en la década de los 80 en Italia para hacer frente a la vida y comida rápida. El fast food versus slow food. Una filosofía que extrapolada a la gestión empresarial implica hacer bien las cosas de una forma lenta, pero rápida. Aunque pueda resultar contradictorio, supone trabajar tomándose el tiempo necesario, pero manteniendo un ritmo adecuado con el foco puesto en ganar productividad sostenible en el tiempo. El clásico: parar, respirar profundamente y coger impulso.
Empoderamiento de las personas
«Debajo de todo jefe estresado, hay un empleado desaprovechado». Gabriel Ginebra, escritor.
Parece lógico pensar que, cuantas más personas dependen de ti, cuanta más responsabilidad tienes, más ocupado estarás y, por tanto, dispondrás de menos tiempo para atender a ese personal que depende de ti.
Pero, ¿qué espera un empleado de su jefe? Básicamente que esté disponible. Porque, ¿de qué sirve un jefe si no podemos contar con él cuando lo necesitamos?
Las personas son el corazón de la organización. Es necesario confiar en ellas, darles apoyo y empoderarlas. Fomentar la creatividad y la libertad de los profesionales sobre cómo realizar sus tareas. Y, sobre todo, hay que encontrar tiempo para escucharlas.
Potenciación de la calidad
«La felicidad es inversamente proporcional a la aceleración». Raimon Panikkar, filósofo.
Potenciar la calidad por encima de la cantidad. Calidad no sólo del producto o servicio que se ofrece, sino también de los procesos productivos, del entorno laboral, de la relación interpersonal…
La calidad hace a las personas felices: los trabajadores y los accionistas se sienten orgullosos de un trabajo de calidad y del mismo modo, los clientes valoran satisfechos un trabajo de calidad.
Sostenibilidad
«Encontrar el equilibrio entre lo que debemos hacer, lo que queremos conseguir y lo que nos gustaría realizar». María Jesús Álava, psicóloga.
La obtención de beneficios es indispensable para conseguir la pervivencia de la empresa en el tiempo, pero no ha de ser necesariamente exclusiva.
La sostenibilidad -en su sentido más amplio- favorece la generación de valor a largo plazo y genera confianza en el producto o servicio, en la marca, tanto a nivel interno (equipo) como externo (proveedores, clientes y opinión pública).
El crecimiento sostenible alimenta el prestigio, la reputación de la empresa y, por tanto, mejora la eficiencia.
En definitiva, el slow management busca la eficiencia de la empresa sin descuidar la huella que esa empresa va dejando tanto en las personas como en su entorno, mimando en cada acto, en cada decisión, la ética.
Llevado el concepto slow management a nuestra organización, en Alia nos sentimos orgullosos de un dato que, en contra del criterio empresarial, podría reflejar una debilidad. Todo lo contrario. Es el hecho de ser una de las sociedades de tasación con la ratio validación por técnico más baja. Según el cristal con que se mire, para unos este indicador podría decir que somos lentos; para nosotros, que la calidad de nuestro trabajo está por encima de cualquier objetivo de ventas. A la larga, esto pasa factura, en positivo.
Una calidad, por otra parte, avalada por la media de experiencia técnica entre el equipo de profesionales que forma parte de nuestra organización, que es superior a 15 años.
Porque el espíritu de las sociedades de tasación es lograr una adecuada calidad de las valoraciones efectuadas para las finalidades que se contemplan, con el objetivo de potenciar la seguridad del inversor. Y dentro de esa adecuada calidad está -en el trabajo equilibrado- hacer que lo importante sea lo prioritario contra lo urgente, poniendo en valor a las personas, dejando que las personas puedan realizar bien su trabajo.
Así lo dijo Aristóteles: «El movimiento del hombre magnánimo parece lento, la voz profunda y el habla reposada, pues no se atropella quien no se interesa por las cosas pequeñas ni tiene tono agudo el que no considera importante nada menor».